9/15/2023

¿No se podía saber que la época del PRI hegemónico regresaría?

Es frustrante este dizque país llamado México y lo es porque ni hay una ciudadanía y cuando la hay no está a la altura de los retos -- al mexicano se le va la vida quejándose y bromeando -- ni hay un gobierno que pueda ayudar a resolver o reducir la incidencia de los problemas que son su responsabilidad -- y que también son responsabilidad de la ciudadanía --. ¿Es extraño? No. Esa misma ciudadanía es que la que conforma al gobierno.

Para que se den una idea de lo poco que la ciudadanía le importa lo que pase en su entorno basta ver la basura que hay en las calles para considerar ese pequeño detalle. Ni siquiera es cuestión de ver la calle. Basta ver la acerca y el pedazo de calle frente a cada casa o unidad habitacional. El barrendero va a barrer y limpiar ¿no? ¿Por qué he de siquiera barrer y limpiar la parte de acera que me corresponde? ¿Por qué he de recoger esa basura que se puede ir a la coladera? ¡Que lo haga alguien más! Ese es el mexicano, ese que vota o marcha en día feriado o de descanso y que el resto de la semana tiene tanto tiempo para Facbook o redes sociales.

En el México de la transformación a diario aparece una noticia que permite agradecer que la semana pasada haya sido mejor que la actual y que ésta sea mejor que la entrante. Ha sido así desde 2019. Así que 2019 fue peor que 2018 y mejor que 2020, con un patrón que se ha repetido hasta 2023. Ya sabemos que 2024 será peor que 2023 y que 2025 será peor que 2024 y mucho peor que 2023. Claro, si uno es fiel seguidor o sigue ilusionado con López Obrador entonces se vive en el mejor de los mundos posibles. El Dr. Pangloss tiene muchos discípulos y que además aplauden las ocurrencias como esa de Maussan y sus extraterrestres de Nazca, Perú. Pero hasta los críticos caen en el juego del espectáculo político en el que destaca López Obrador y su camarilla. No es un gran comunicador sino un gran manipulador. Tal vez por eso el titán Fernando Dworak lo bloquea a uno al dejarlo mal parado ante sus posibles jefes en Morena, esos que busca con tanta desesperación, ese mismo Dworak al que tanto caso le hicieron tantas personas en su momento. Eso es tema de estudio por sí mismo.

Constatar lo evidente es sencillo. Basta revisar datos y tendencias, revisar lo que se publica sobre la situación de la economía en cuanto a endeudamiento, revisar cifras sobre violencia e inseguridad además de las percepciones sobre la misma y un largo etcétera de información y análisis serios y sólidos sobre el perfil del país a 2030. Es preocupante y frustrante, sin lugar a dudas. Lo es más cuandos se está a la búsqueda de trabajo y simple y sencillamente no lo hay o lo que hay es realmente un abuso. Vaya con las leyes en el país y vaya con su aplicación.

Lo que no es evidente es por qué llegamos a esta situación, por qué estamos de regreso con venganza a la peor época del PRI hegemónico. ¿Cómo fracasó en forma tan rotunda la tan cacareada transición y democratización? ¿Cómo es posible que las mejores mentes en la academia y en el gobierno, o al menos se nos dice que son las mejores, no vieran que se podía terminar en una situación así? Al menos Luis Aguilar Villanueva sí vio los riesgos. ¿Se enteraron de ello? No que no hubiera ejemplos de fastidio y desencanto con procesos democráticos en países del Este de Europa que sirvieran de advertencia para México o que no hubiera formas de prever que esto podría pasar si se dejaba de ver a la política como una forma de periodismo glorificado -- y no, de vez en cuando decir algo acerca del pasado no se traduce en análisis político -- . Había muchas advertencias que algo iba muy mal con esa transición y esa democratización, pero no les dio importancia a esas advertencias. ¿Por qué iba a ser así si alguien como José Woldenberg insistía en la democracia mexicana y si los indicadores internacionales indicaban que se era una democracia? Es lo divertido de El señor de los anillos: Sauron sólo ve hacia una parte del mundo y no ve algo más allá de lo que cree debe ver por su falta de flexibilidad mental. No es que alguien como Woldenberg sea un mal académico pues es más que claro que no es un mal académico. Y no es que fuera el único que lo viera así ni que sea el único que cree que tenemos una Constitución republicana, federalista, con separación de poderes y pesos y contrapesos a pesar de ser la misma Constitución en que existía un partido de estado en que desde la presidencia se sojuzgaba a los otros poderes y a los estados. Ni hablar. Así puede pasar con los entusiastas de la democracia (electoral) mexicana. Así que ahora se paga esa ceguera y, hay que decirlo, esa arrogancia.

¿A qué se debe haber regresado a esto? Al menos hay cuatro puntos por considerar.

Primero, México es un país que no ha tenido gobiernos capaces de resolver los problemas nacionales durante la mayor parte de su historia. Imagino no es necesario probar el punto. Algunos han sido mejores que otros en ello, sin lugar a dudas, pero en general es difícil decir que se haya tenido una administración pública que sirva de mucho. Los gobiernos han sido mejores para beneficiar a quienes son parte de una "élite" que para actuar en forma que beneficie a la ciudadanía en general. Aclaro que no niego logros que se han dado. Lo que discuto es algo diferente: en general, la administración pública dista de ser la que requiere el país.

Segundo, en México se ha jugado con bellas constituciones que no eran adecuadas para la realidad nacional o que crean, como la actual, todo tipo de responsabilidades para el gobierno sin crear un gobierno con las capacidades para actuar en todo aquello en que es responsable. Lo peor es que se crea un gobierno en que se premia la irresponsabilidad y se premia el que se representen los intereses de los partidos por arriba de los intereses de la ciudadanía. La Constitución podrá enunciar una república, separación de poderes, pesos y contrapesos, federalismo y todos esos bellos "ideales" traducidos a preceptos legales, pero no existen los mecanismos para que sean otra cosa que enunciados ya que está el problema considerado en el primer punto. Sí, ya el aborto es legal a nivel nacional. ¿Y las burocracias sin presupuesto y sin personal para ello? Más allá de casos concretos ¿cuándo la nación va a poder exigirle a un presidente que responda por sus abusos o su ineptitud? Suerte con ello incluso si gana Gálvez la presidencia.

Tercero, ante unas reglas del juego que no cambiaron tanto en el sistema de gobierno ¿qué podría ser mejor que un partido que fuera como el PRI hegemónico, uno en que la lealtad al señor encumbrado fuera casi completa? No que estemos tan lejos de la época de los caudillos revolucionarios, sin que sea necesaria la violencia que vivieron para acceder al poder. Se pueden aprender lecciones con "La sombra del caudillo", sin lugar a dudas, pero es difícil creer que la solución de problemas vaya a ser así. La lealtad pasará a quien esté en la silla presiencial y poco a poco se dejará atrás al "padre fundador" que es López Obrador, cuya originalidad es no haber salido de los setenta y los ochenta del siglo pasado y de una idealización de los "grandes caudillos", incluyendo los de Tabasco, esos que acabaron con parte de mi familia como los carrancistas con otra parte. Como sea, si el Congreso empieza a ser una zona de espectáculos es porque existe la herramienta para ello: Morena. La oposición sigue creyendo que estamos en 2018.

Cuarto, el gobierno no está diseñado para ser eficiente, efectivo y eficaz. Ninguno lo está, pero hay grados del problema. En las democracias los gobiernos resultan de acuerdos y, por lo mismo, se llegan a dar contradicciones en cuanto a los alcances y objetivos que deben perseguir esos gobiernos. Al menos en esas democracias se entiende que por ser necesario delegar responsabildades que no se pueden crear leyes que incluyan hasta el último detalle de lo que deben hacer las burocracias. En las no democracias, y México no era una democracia -- si es que llegó a serlo -- cuando se creó el gobierno, el problema es que se crearon responsabilidades gubernamentales primero y después al gobierno, mismo que se detalló todo lo posible en lo que debía hacer cuando se añadieron leyes a las leyes ya incluídas en la Constitución. Se crearon todas las inflexibilidades posibles para "actuar dentro del marco de la ley" y, por lo mismo, cumplir con la ley sin por ello tener que resolver los problemas asignados a esas burocracias. Si no han visto ejemplos de ello cuando tienen que hacer un trámite en el gobierno o si no han interactuado con un policía es que todavía no se enteran de esas rigideces. De nuevo, me queda claro que hubo burocracias que llegaron a ser bastante eficientes (el SAT, por ejemplo) y otras que no dejaron de ser la misma ineptitud que antes de la transición. Ante ello, lo de menos es que en México haya genios de la administración y con una experiencia de décadas. De poco sirve el talento cuando no existe la posibilidad de usarlo. ¿Han trabajado en los niveles inferiores de la burcracia, donde se hacen realidad los sueños de los altos mandos? ¿O han trabajado con los mandos medios, muchas veces "preparados" porque pasaron los exámenes y porque están muy preocupados por ser leales mientras dura la chamba?

Todo aquello que no se quiso o no se pudo ver y que, por lo mismo, no se hizo algo por modificar, regresa ahora con venganza. Nada de lo que pasa ahora debería sorprendernos. Nada. Pero hay sorpresa. Pues sí, es sorprendente.

5/25/2023

¡Vengo en nombre de la estupidez y no los defraudaré! O sobre la opiniología moralizante

A diario puedo reír un rato gracias a la opiniología. No hay momento en que no puedan estar indignados por lo que pasa. Es la catarsis que necesitan, imagino, por estar de regreso a la época del PRI hegemónico, ahora llamado Moreana -- movimiento cuasi religioso al que le falta mucho para ser como ese partido al que busca imitar --. La nuestra es la época de los indignados o de los ilusos. Tal vez sea mejor llamarla la época de la estupidez compartida, esa en que cualquiera tiene algo que decir aunque no tenga algo que decir.

Cuando Dresser, Reyes-Heroles, Silva-Herzog, Elizondo, Woldenberg, et al. son las referencias principales para discutir sobre política sabes que no se discute sobre política sino sobre moralidad en la política -- en pleno siglo XXI --.

En ciencia política se estudia lo que es sin mezclarlo con lo que debería ser. Sí, se parte de una teoría y se busca que los arreglos institucionales promuevan la democracia liberal. De ello no se sigue que se llegue a confundir lo que debería pasar con lo que pasa. El problema con la opiniología es que mezcla lo que debería pasar con lo que pasa. Creer que la Constitución va a detener a López Obrador y su camarilla es ejemplo de esa confusión. Analizar cómo la SCJN ha actuado para que se acate lo mandatado en la Constitución y considerar cómo podría actuar ante un Ejecutivo que ignore sus decisiones es tema de ciencia política. Exigir la renuncia del presidente porque ignora la Constitución es infantilismo.
Parte de lo que se hace en ciencia política es prever, ver a futuro lo que puede suceder a partir de lo que ha sucedido. No es cuestión de especular por el placer de hacerlo. Tampoco es cuestión de ser periodistas glorificados o historiadores mediocres del pasado inmediato y lo más reciente posible. Es cuestión de considerar los escenarios posibles y adviertir sobre los riesgos de los mismos. Esa capacidad de ver a futuro es lo que no van a encontrar con la opiniología, aunque sí las patologías que dañan a la disciplina.
 
 
En la época del PRI hegemónico no violaban la Constitución. Sólo la modificaban para que fuera acorde con la agenda presidencial. De esa manera lo que hubiera violado la Constitución ya no era un problema. Era sencillo evitar conflictos con la SCJN. ¿Era la voluntad de la mayoría cuando las elecciones eran amañadas? Se necesita ser muy iluso para creer eso, que no es tan diferente al roussouniano de Palacio que es la "voluntad general" en sus sueños.
 
El servilismo con tal de mantenerse vivos en la política llegaba a lo ridículo, como no apluadir durante el informe de gobierno para que fuera más rápido y ágil. Ese es un ejemplo trivial y visible de lo que eran capaces de hacer en nombre de la superviviencia política.
En política es más sencillo ser dictador que perder el tiempo en negociaciones. López Obrador no es excepcional en ello, y menos si por todo lo que no se hizo para evitar esta situación él y su camarilla aprovechan las oportunidades. Se pudo modificar la Constitución para reducir el metichismo del gobierno en todo y para crear una situación en que los políticos fueran responsables ante la ciudadanía. No se hizo porque había democarcia electoral. No se hizo una reforma al sistema de gobierno, autoritario en la época de la democratización.
 
Que me disguste lo que se vive es irrelevante. Se estudia lo que es y no lo que me gustaría que fuera, como esa lloradera por la "democracia mexicana", la que dejó de lado a millones y no dejó muy convencidos a quienes lo estuvieron. Lo importante es saber por qué se llegó a esta situación y olvidar las arengas moralinas y de indignación. En mucho se debe a la ilusión que México era una democracia gracias al entusiasmo de románticos trasnochados en la academia que no entendieron lo mínimo sobre los arreglos institucionales y a políticos a quienes no les convenía cambiar esos arreglos.

5/21/2023

Las mentiras que nos creemos

Después de unas largas vacaciones retomo el blog. Creo es la quinta vez que lo hago. En esta ocasión no borraré lo que ya he compartido. Es irrelevante si está o no. Vivimos en la sociedad en que todo mundo tiene algo importante que decir. No importa que sea un lugar común o una irrelevancia. Lo importante es tener que debatir algo, en especial si se desconoce el tema. Lo importante es decirlo.

La preocupación de Ortega y Gasset en cuanto a la preponderancia del hombre masa se ha vuelto una realidad peor que lo que imaginó. Facebook es un gran ejemplo de ello. ¿Lo extraño? No. Es la glorificación de la trivialidad y de los grotescos en el sentido que lo entendía Sherwood Anderson en Winesburg, Ohio. En ese medio pululan los grotescos que promueven debates que no van a lado alguno sin siquiera las aporías de los diálogos tempranos de Platón; los policías de la moralidad que revisan uno no vaya a ser anti algo que ellos son pro, como un energúmeno que dice ser científico y que gusta de apellidos nobles, uno de tantos que existe en ese universo de la ridiculez; la incapacidad de sostener un argumento por más de unas líneas o por más de un par de días; la trivialización de todo y el auge en expertos en todo tema posible porque la Universidad Google, la Universidad YouTube y demás son lo de hoy. ¿Y la educación formal? Si sirviera para algo no tendríamos a los doctores Google o YouTube.

En este contexto retomo mis andares solitarios. A nadie le importa lo que tenga que contribuir acerca de cómo hacer un análisis político porque nadie tiene el tiempo para reflexionar sobre lo que otro diga. ¿Tomarse el tiempo de leer algo que requiera más de cinco minutos? Imposible. Además, ya lo saben y no necesitan aprender algo. Ya lo saben porque su recta razón basta y sobra, como basta y sobra lo que leen en las redes. Hasta temas que requieren análisis detallados antes de emitir una barbaridad son trivializados. No importa compartir lo que se lee o lo que se conoce, menos si se está dispuesto a solicitar que se preste atención. Ya existen los gurús de las redes sociales y con eso basta. Escribo para mí porque no encuentro lo que quisiera leer y sin estar en sintonía con quienes creen ser lo mejor que haya pasado para la humanidad. Me interesa aclarar mis propias ideas y lo que estudio. Si a alguien le sirve pues qué bien porque no me interesa eso.

La soledad es un gran incentivo para pensar. En el ajetreo diario del trabajo, las amistades (que quedan), las distracciones con noticias y debates irrelevantes es difícil encontrar un remanso para reflexionar sobre uno mismo y lo que hace. Es en esos momentos de soledad casi completa que podemos ver si lo que nos hemos planteado como vida lo es o si es una mera reacción de imitación o de seguir sin pensar lo que se nos dijo esperaban de nosotros. Tal vez la mayor satisfacción sea darse cuenta que en muchos sentidos vivimos la vida de otras personas, de aquellos caminos que seguimos porque de una manera u otra nos fueron sugeridos o impuestos, a veces sutilmente y a veces a las malas.

Después de dos años de pensar sin interrupciones más allá de las normales me doy cuenta que estudiar algo como ciencia política en un país como México es perder el tiempo. ¿Cuál es la política por estudiar? ¿Dónde está la democracia más allá de la democracia electoral? ¿Es posible la democracia cuando el gobierno está encargado de meterse en todo? Será una presencia muchas veces ausente, pero es su obligación el estar en todo. ¿Es posible la democracia con un arreglo de ese tipo? ¿Dónde están los pesos y contrapesos y la separación de poderes cuando la Constitución privilegia a la presidencia y dentro de ella al presidente? Y más grave: ¿dónde está la ciudadanía, esa capaz de ir más allá de marchar – actividad tan exitosa para cambiar acciones gubernamentales, sin lugar a dudas – y dónde el interés por ir más allá de las quejas sobre lo que pasa en el país o estar satisfechos con el descarrilamiento que ya se vive? Lo que pasa por política en este país es la estupidización de las masas. Nada más.

Lo único que se puede hacer bajo estas condiciones es demoler todo lo que se cree es el país que no lo es, destruir para poder construir. México es el país de la mediocridad y de los sueños de gente sin capacidad de soñar.

7/22/2022

El "juego de la gallina" desde Palacio Nacional

 Hoy, julio 22 de 2022, aparece una nota curiosa en Reforma:

La duda que se puede plantear ante esto es: ¿qué sentido tiene responder a las acusaciones por parte de los gobiernos de Estados Unidos y de Canadá, referentes a violaciones al T-MEC en temas de energía, el día de la Independencia? ¿Qué sentido puede tener el considerar que una respuesta que debería ser diplomática tener como telón de fondo un desfile militar?

Por recurrir a la teoría de juegos, el tema de las decisiones interdependientes, ¿qué sentido tiene mandar un mensaje basado en la confrontación abierta? ¿Busca que las masas de acarreados al Zócalo apoyen "la defensa de la patria" al estilo de Fidel Castro, ese cubano cuyo mayor mérito haya sido imponer una dictadura peor que la de Fulgencio Batista? ¿Es parte de la retórica de Hugo Chávez contra el "imperialismo yanqui"?

No se puede negar que es un buen espectáculo para quienes gustan de ese tipo de espectáculos. Sabemos que al de Palacio le gusta el espectáculo político. No hay límites en su amor por hacer atractiva "la política" para sus fieles seguidores. Le importa mantener a su base y bajo control a los radicales de Morena o, tal vez en este caso, darles la oportunidad de hacer algo que han deseado. Sabemos, asimismo, que López ama la carta nacionalista. Es su mejor recurso ante su incapacidad de gobernar y dar rumbo al país. En eso reside lo curioso de ese mensaje: es parte de su "nacionalismo", de su interés por un orden mundial diferente (o al menos un orden diferente para México respecto a Estados Unidos y Canadá). Y bueno, sabemos que ha comprado a las Fuerzas Armadas, esas que no meten mano contra el narco, quitando a Caro Quintero.

¿Tiene sentido lo que hace López? Sí y no. No porque una ruptura con el gobierno de Estados Unidos resultaría en un país significativamente debilitado. Si se cree que la situación económica es mala ahora habría que esperar a lo que pasaría si los dos países reducen lo más que puedan sus interacciones. Sin embargo, sí tiene sentido si se asume que en Estados Unidos tendrían más que perder de un conflicto. En este sentido, jugar a que se está dispuesto a un enfrentamiento abierto, a un choque de trenes, tiene sentido si se tiene evidencia que Estados Unidos preferiría no ver ese choque por los costos que tendría que enfrentar. Es lo que se llama el "juego de la gallina", representado en algunas películas en que dos autos van a toda velocidad uno contra otro para ver quién de los que maneja se acobarda y decide que es mejor dejar que gane el otro, el "más loco". Es una decisión arriesgada, pero eso es lo que le gusta a López: tomar riesgos en forma irresponsable.

López no es un agente que desee construir sobre lo que existe. Al contrario, es alguien que primero desea destruir para entonces poder construir. Esa es la "transformación" de la que se siente orgulloso y algo que ha dejado en claro desde 2019. Que haya todavía quien no lo entiende es curioso. Como buen "revolucionario" amante de la "república amorosa", no está dispuesto a reprimir, aunque no tiene problema en que alguien más lo haga por él. A final de cuentas, el permitir que el narco mantenga con temor a la población en partes del territorio nacional es una forma indirecta de reprimir so pretexto que los "derechos humanos" de los narcos son más importantes que los de las personas que no son parte del narco. Al mismo tiempo, lograr que aumente la pobreza y la pobreza extrema tiene sus ventajas: la gente está más preocupada por sobrevivir que por hacer algo por poner en orden al gobierno. Y sí, se advierte que la "democracia" (electoral) corre peligro, como si las decepciones y frustraciones con ella desde 2017 no hubieran sido relevantes. Es difícil creer que las instituciones y las burocracias de la "democracia" sean muy sólidas. Así que tiene sentido destruirlas dados los objetivos de López y la incapacidad de ir más allá de escribir opiniones sobre lo que ocurre en el país.

Destruir para después construir no es meramente un problema interno. México no es un país aislado del mundo, en especial aislado de Estados Unidos. También hay que socavar esa relación para poder crear una nueva relación. ¿No acaso podría Estados Unidos detener o contener a López? No me queda claro que lo puedan hacer.

Algo a lo que parece estar apostando López es que en Estados Unidos haya poco que puedan hacer más allá de las presiones diplomáticas. La interdependencia económica es algo que limita las posibles acciones por parte de la administración Biden. No sólo eso. El uso de la fuerza no es algo que se discuta como posibilidad en Washington DC. En Palacio deben saber que las elecciones de noviembre podrán debilitar más a Biden. Es posible que los Republicanos recuperen el Congreso, en parte porque tiende a ocurrir así con las elecciones intermedias -- el partido del presidente pierde escaños, lo que no es una explicación -- y en parte por la frustración por parte de la ciudadanía ante inflación, desabasto, precios de la gasolina e inseguridad. No es que Biden sea responsable de esos problemas, pero en la simplificación a la que es capaz de llegar la ciudadanía (el presidente pasa a ser el sistema político, como se cree en México en cuanto al mito del poder presidencial) se tiende a culpar de lo "malo" al presidente y festejarlo de lo "bueno", aunque en uno u otro caso no sea el presidente alguien con capacidad de esos errores o esos logros. El tema de la inflación, por ejemplo, está en la cancha de la Reserva Federal, y la solución a la misma depende de si es un problema de oferta o de demanda agregada. En lo doméstico, Biden se ve limitado en cuanto a lo que puede hacer.

Además de los problemas internos, el gobierno de Estados Unidos enfrenta serios problemas en temas internacionales, desde la guerra en Ucrania, pasando por las tensiones con China e incluyendo los problemas que se han derivado de la pandemia, hasta el que los recursos son limitados, sea en cuanto a dinero o sea en cuanto a lo que deben trabajar las burocracias de ese gobierno. Las cadenas que mantenían unido al comercio internacional se han visto afectadas, siendo que no se ve para cuando vaya a terminar la pandemia. En breve, no se puede decir que el gobierno de ese país esté en la mejor situación posible para responder a lo que se haga en México. Lo que ocurre en México está en la agenda presidencial y del Congreso, pero no en el lugar número uno.

Eso nos lleva a la declaración de López, una que ya no es irresponsable como lo fue recurrir a Chico Ché como si fuera un adolescente de secundaria. Es francamente arriesgada la decisión de responder en ese día y en ese contexto. Es aquí donde debemos considerar que puede existir una explicación para actuar en una forma que puede ser racional. Desde que llegó a la presidencia, el de Palacio ha tomado riesgos que pueden ser vistos como irresponsables o como las decisiones de un inepto. Al mismo tiempo, pueden ser vistas como las decisiones de alguien que sabe que para crear el país con el que sueña debe empezar por destruir todo lo que ha permitido el surgimiento de ese país que no le gusta. En ese proceso de destrucción están las relaciones con Estados Unidos. Si eso implica la miseria de millones, pues ¿por qué no? Siempre se puede justificar que es para la "felicidad" de la mayoría, es decir, siempre se puede recurrir a una versión pobre del utilitarismo. De una manera u otra, es lo que ha llevado a cabo el señor.

Es posible, claro está, que se retracte de sus palabras ante la presión de Estados Unidos y de Canadá. La bravuconada puede tener una vida corta. Pero es posible que no termine si logra presentar a esos países como "los malos de la película". Temo, dada las formas en que ha actuado hasta hoy, que López ya haya decidido jugar el juego de la gallina, es decir, un juego como el que le gusta a Putin: tomar riesgos y ver quién dobla las manos primero. Claro, no es que López haya decidido. No es el gobierno.

No se puede ignorar que la respuesta de Estados Unidos y la OTAN ante Putin puede ser considerada como la de países débiles que no están dispuestos a poner un límite a lo que hacen quienes toman riesgos. Si responder a Estados Unidos y Canadá el día del desfile militar lleva a una confrontación abierta, pues que así sea. ¿No acaso puede alegar López que Estados Unidos, y ahora Canadá, actúan como los bullies contra un país que tiene derecho a defender sus intereses en contra de lo que desean imponer intereses extranjeros? Además ¿no acaso López dijo que no se pertenece, que él representa a la nación y que actúa con base en lo que quiere el pueblo bla bla bla? No es él quien busca la confrontación. Es su destino hacerlo, como si eso no se hubiera escuchado ya en el siglo XX.


Temo que lo que busca López sea como lo que ha buscado Putin, santo patrón de los enojados con Estados Unidos y promotores de un nuevo orden internacional. De ahí que tenga sentido llevar a otro nivel el juego de la gallina. En este sentido, vale la pena considerar esta opinión que apareció en La Silla Rota en julio 25 de 2014, "Putin y el juego de la gallina": https://lasillarota.com/opinion/columnas/2014/7/25/putin-el-juego-de-la-gallina-325480.html

La triste realidad es que quienes no están de acuerdo con López no lo han tomado en serio, y cuando lo han tomado en serio no ha sido para otra cosa que mantener el debate al nivel de una conversación de café. ¿Cuándo nos daremos cuenta que este experimento llamado México está fracasando, que la transición y la democratización fue más lo que se quiso ver que una realidad?


7/13/2022

La opiniología, o cómo evitar un análisis

La opiniología, o cómo evitar un análisis

Armando Palacios-Sommer

 Julio 13 de 2022

 

A diario aparece todo tipo de opiniones sobre la política nacional, local o internacional. Algunas veces, en muy contadas ocasiones, aparece algo que valga la pena, algo que nos ayude a entender mejor la realidad o que nos invite a reconsiderar lo que consideramos como una explicación válida. Lamentablemente, la mayor parte del tiempo son reflexiones irrelevantes del tipo “esta es mi postura”, “estoy indignado”, “deja y cito a algún autor para sentirme bien”, “alabamos al señor” (despreciemos al señor). Peor aún, hay ocasiones en que, más allá de la verbosidad o la manía por contar una historia, nos enfrentamos con algo que realmente no tiene el menor sentido.

Ejemplo de ello es esta opinión de un recocido opiniólogo (Eje Central: Por qué fue a Washington), que vale la pena leer como ejemplo de lo que no pasa como análisis:

https://www.ejecentral.com.mx/estrictamente-personal-para-que-fue-a-washington/#.Ys5iVELvCqc.whatsapp

Admito desde el inicio que la nota me sacó de mis casillas. ¿Ya no existe el interés por considerar al menos dos interpretaciones para un acontecimiento dado? Supuestamente, una de las funciones de la educación formal es que ampliemos los horizontes, no que nos enfrasquemos en creer que una forma de entender el mundo, la nuestra, es un reflejo fiel de la realidad. Claro, si lo nuestro son las masturbaciones mentales pues no hay problema con ello. Pero si sabemos que hay quienes nos leen y toman decisiones con base en lo que escribimos entonces ese onanismo adolescente no es aceptable.

Se comenta, y no sólo en esa opinión, que López fue a hacer el ridículo en Washington, DC. Se pasó de listo con su discurso interminable en que con cientos de palabras fue capaz de no decir algo, y además con equivocaciones. Es cierto que se vio francamente ridículo y que no mereció el menor respeto por parte de los anfitriones (¿eso es una buena estrategia?). Cierto. Todo eso quedó a la vista. Pero ¿sólo debemos considera los errores de cálculo o la incapacidad de autoreflexión en cuanto al ridículo que se está haciendo? Mussolini nos puede sonar ridículo a pesar de ser alguien muy capaz de expresarse en forma que cualquier italiano pudiera entender. Para quienes admiran a López existe la posibilidad que lo que aconteció en la Casa Blanca muestre el fastidio de "su presidente" ante las impertinencias e imposiciones del jefe actual del imperio. Sí, tal vez el lenguaje corporal sea el de temor, como puede ser el de fastidio. ¿Qué es lo que se prefiere ver?


Como siempre ocurre con las opiniones, se muestra la incapacidad por considerar una hipótesis alternativa que sería mucho más preocupante que el supuesto maltrato: López obtuvo justo lo que buscaba.  Fue y mostró que Biden no lo ve como un igual, que no lo respeta como “jefe de estado”. Si es el caso que para López él es quien representa al país, y si hay gente que también lo ve así, habría que considerar que el error de cálculo podría haber sido de Biden (en tal caso, de él y de la gente que lleva estos procesos). ¿Por qué no puede considerar eso? Digo, es un principio básico de todo análisis serio, siquiera sea en un medio como la opinión que se pretende análisis.

Es impresionante cómo siempre, invariablemente, en las páginas de opinión se confunde una opción con la opción. Se cuenta una historia que puede haber sucedido así, pero que no sabe si en efecto sucedió así. Pero, “pretendamos que fue así y juguemos a que les explico algo.”

Si es el caso que se pretende explicar algo y no se está explicando surge un problema. Debería ser aparente. De ahí la relevancia de un poco de humildad y no creer que ya se sabe lo que lo no se puede saber, por mucho que se tengan "fuentes confiables". Ejemplo de ello es que nadie puede saber lo que piensa López. Incluso él no puede tener claridad en cuanto a lo que piensa. O puede tenerla y ser cuidadoso en cuanto a mostrarlo. Claro, existe la extensión de esa idea. Se puede creer que se sabe algo a partir de lo que hacen otros agentes, en este caso Biden. Como humillan a López entonces debe ser cierto porque a López le falló el "juicio político", sea lo que sea eso. ¿Y si no le falló? Ah, no. Eso es imposible. ¿Por qué es imposible? Misterio. Alguien con tanto "colmillo" no se equivoca, cierto. El problema es que ni siquiera es posible saber lo que piensa Biden -- a final de cuentas, su actuar puede ser su decisión o ser lo que se le recomendó como mejor curso de acción --. Tampoco se puede saber lo que piensa Harris. ¿Ya olvidamos que la política es un juego de espejos y sombras? Pero dejemos eso. Biden no habló con López. Harris sí lo hizo. ¿Es posible que se haya acordado que era mejor que López hablara con Harris porque ella es la encargada presidencial en temas migratorios?

Es cierto que no hubo todo el "esplendor" del espectáculo público en la Casa Blanca. Después de ver el vídeo de cuánta gente asistió a ver a López en la embajada surge la duda de si no fue una buena decisión para evitar un ridículo peor: que casi nadie asistiera. No me refiero a que esa falta de gente en la embajada fuera lo que permitió tomar la decisión. Esos acontecimientos en la Casa Blanca no se improvisan. Pequeño detalle adicional que tampoco se consideró: esas decisiones no son de Biden, son de oficinas especializadas en la Casa Blanca.

Lo que los opiniólogos olvidan con facilidad, si no es que son incapaces de considerar, es que lo que ellos ven como espectadores no tiene por qué ser lo que ven cada uno de los agentes sobre los que escriben. Sí, esa nota "triunfal" que apareció en El Financiero sobre Biden logrando lo que no logró Trump depende de un detalle: que México cumpla con su parte (ver: https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2022/07/12/biden-hace-realidad-sueno-de-trump-mexico-gastara-1500-mdd-en-tecnologia-fronteriza/). Hay muchas formas de darle largas a esos acuerdos, en especial cuando quedan meses para las elecciones en noviembre. ¿O hemos de olvidar todo lo que no se ha cumplido, cuando no ignorado, desde la firma del T-MEC? Es aquí que entra una dimensión adicional. Lo ideal para los Republicanos es que López no cumpla. De esa forma debilitan más a Biden. A López, curiosamente, le puede convenir esa retórica Republicana que no llega a mucho, como quedó claro con Trump y la mayoría Republicana en el Congreso. ¿Por qué no se considera esa opción? ¿Por qué alguien dedicado a la opiniología lo haría? Eso de ver varios juegos al mismo tiempo no es necesario o tal vez no ha llegado al radar de los opiniólogos.

En fin. Esos son los "análisis" que se repiten como verdades porque corroboran lo que se quiere creer ("¡Ya ves, ya ves! López es un idiota" puede ser una de tantas reacciones). El lema de la opiniología es: "Al demonio con el análisis serio de la realidad pues podemos contar historias". Siglos de estudios sobre estos temas para esto, pero ¿para qué preocuparse de exquisiteces? Lo importante es la historieta que vende. No hay de qué preocuparse. Hasta la Comisión Nacional de los Derechos Humanos o la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México son parte de ese juego.